La Voz de la Comunidad Judía de Guatemala

Retorno al Inicio del Programa Educativo

Este capítulo fue escrito por la Comunidad Judía de Guatemala y los contenidos del mismo están exclusivamente bajo su responsabilidad

Para muchos sobrevivientes de la Shoá, resultaba inconcebible e imposible en muchos casos, regresar a sus países, donde sus familias habían sido asesinadas, sus comunidades destrozadas, y sus pertenencias robadas. Los países a donde inmigraron los sobrevivientes fueron muy diversos. En este capítulo se presentarán unos breves testimonios de quienes llegaron a Guatemala.

Sobrevivientes de la Shoá llegan a Guatemala

Para imprimir la lección

Sinagoga “Maguen David”. 
sinagoga en Guatemala, inaugurada en 1938Sinagoga “Maguen David”.
sinagoga en Guatemala, inaugurada en 1938
Archivo privado.

Los primeros judíos que emigraron a Guatemala venían en su mayoría de Alemania, a principios del Siglo XX. Los gobiernos liberales guatemaltecos favorecieron la llegada de extranjeros que deseaban radicarse en el país. Muchos de los judíos que llegaron en esos primeros años se establecieron principalmente en Quetzaltenango, cuya actividad económica era en ese entonces pujante, debido a la gran demanda internacional de café que se cultivaba en esa región del país. Se dedicaron al comercio de telas y productos textiles varios no sólo en Quetzaltenango, sino también en Zacapa, San Marcos, Livingston y Sonsonate (esta última en El Salvador). Desde allí llegaban a las fincas cafetaleras a vender sus productos cuyos propietarios eran, en muchos casos, alemanes. Con el paso de los años, también llegaron a Guatemala judíos de otras partes del mundo, como Europa Oriental y Medio Oriente, diversificándose en otras ramas del comercio y profesiones liberales. Desde la llegada de los primeros judíos a Guatemala, a la fecha, siempre gozaron en este país de libertad de culto, y sintiéndose bienvenidos, se integraron en forma plena y productiva a la sociedad guatemalteca, formando lo que hoy en día se conoce como la “Asociación Comunidad Judía de Guatemala”.

Sinagoga “Sharei Binyamin”.
sinagoga en Guatemala,
inaugurada en 1968.Sinagoga “Sharei Binyamin”.
sinagoga en Guatemala,
inaugurada en 1968.
Archivo Privado.

Sinagoga “Sharei Binyamin”
Una vista aérea de esta sinagoga,
permite ver una estrella de DavidSinagoga “Sharei Binyamin”
Una vista aérea de esta sinagoga,
permite ver una estrella de David
Archivo privado.




Los países a donde inmigraron los sobrevivientes fueron muy diversos. En este capítulo se presentarán unos breves testimonios de quienes llegaron a Guatemala. Sin saber español, sin nunca antes haber estado en esta parte del mundo, y muchas veces sin lazo alguno con el país -más que en algunos casos tener algún pariente aquí-, éstos sobrevivientes se aventuraron a Guatemala donde este país les permitió rehacer sus vidas después de haber vivido los horrores y sufrimientos de la guerra.

Muchas veces, quienes lograron sobrevivir, eran los únicos de una extensa familia, y no tenían a donde regresar. En sus lugares de origen, sus familias habían sido asesinadas y sus comunidades destruidas. Aún existía –y existe- un fuerte antisemitismo en muchos de los países donde el nazismo se había instaurado, y los sobrevivientes eran asesinados por quienes se habían ilegalmente apropiado de sus bienes, cuando ellos regresaban a intentar recuperar lo que les pertenecía. Esta situación naturalmente desalentó a los sobrevivientes a retornar a sus países, ya que sus vidas aún corrían grave peligro a pesar de haber terminado ya la guerra oficialmente. Los sobrevivientes debían decidir dónde y cómo rehacer sus vidas. Esta era una muy difícil decisión, sobre todo cuando no se tenía nada: sin familia, sin dinero, y con severos traumas por las secuelas del horror vivido. Adicionalmente, el mundo cerraba sus puertas a refugiados y desplazados, o permitía la inmigración por un sistema muy limitado de cuotas.

A continuación, relatos y testimonios de algunos sobrevivientes que llegaron a Guatemala, y en este país pudieron rehacer sus vidas en libertad y sin discriminación:



Joseph Peter Engelberg Karp

Joseph Engelberg nació el tres de abril de 1920 en Rzeszów, Polonia. Al estallar la guerra, su papá y él huyeron hacia la zona ocupada por los rusos en el este. Joseph hablaba perfectamente ruso, polaco, y alemán y esto, sumado a que no tenía rasgos típicamente judíos, le permitió salvarse de la muerte. Joseph se apoderó de los papeles de identificación de un ruso llamado “Piotr Zenyk” y desde ese momento, y hasta el final de su vida, fue conocido como “Peter”.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, se encontró solo y sin familia. Fue alojado por la Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio y Rehabilitación (United Nations Relief Agency –UNRA- por sus siglas en Inglés), en un campamento de personas desplazadas donde conoció al guatemalteco Rafael Monzón, quien se había quedado indocumentado. Rafael le ofreció llevarlo a Guatemala, a cambio de papeles para salir de Europa. Como Peter también hablaba francés, logró cruzar la frontera a Francia, donde obtuvo papeles para ambos. Lo que terminó de convencer a Peter de ir a una tierra desconocida para él, fueron las historias maravillosas que le contaba Rafael. No podía creer que a los cerdos en las fincas guatemaltecas los alimentaban con bananos, que en esa época en Europa eran un gran lujo.

Al llegar a Guatemala, la familia Monzón lo acogió, dándole hospedaje y trabajo. Al poco tiempo se casó con Regina Sztelcner (también sobreviviente de la Shoá), y juntos formaron una familia judía que hasta el día de hoy sigue su legado.

Reflexiona: ¿Cómo haberse apropiado de los papeles de identificación de un ruso llamado “Piotr Zenyk”, marcó la identidad futura del señor Joseph Engelberg?

Peter, en Polonia en los años ´30, antes de la Segunda Guerra Mundial.Peter, en Polonia en los años ´30, antes de la Segunda Guerra Mundial.
Archivo privado.

Documentos expedidos en Francia, que le permitieron a Peter viajar con destino a Guatemala.Documentos expedidos en Francia, que le permitieron a Peter viajar con destino a Guatemala.
Archivo Privado.


Peter llega a Nueva York en camino a Guatemala, 1946.Peter llega a Nueva York en camino a Guatemala, 1946.
Archivo privado.



Regina Sztelcner Tenenbaum de Engelberg

Regina Sztelcner Tenenbaum nació el quince de junio de 1925 en Opole, Polonia. Durante la época de la Segunda Guerra Mundial, vivió en el gueto de Lodz, en el campo de Auschwitz y finalmente en Berlín donde trabajó en una fábrica nazi de municiones.

Al terminar la guerra, bajo el auspicio de Raoul Wallenberg, fue trasladada por la Cruz Roja a Suecia donde le dieron hospedaje y trabajó en una fábrica de chocolates. Estando allí, recordó que su madre se escribía con un hermano quien había emigrado a Guatemala antes de la Segunda Guerra Mundial. Regina le escribió una carta dirigida a “León Tenenbaum, Guatemala”. El Tío León, al recibir la carta, le envió un pasaje para salir de Europa, la recibió en Nueva York y la trajo a Guatemala.

Estando en Guatemala, el Tío León junto con su esposa Secha le dieron un hogar y la ayudaron a salir adelante. Regina se casó con Joseph Peter Engelberg (también sobreviviente de la Shoá) y juntos formaron una familia judía. Sus hijos, nietos y bisnietos hoy viven en Guatemala, Israel y México.

Reflexiona sobre la diferencia que hizo en la vida de la señora Regina, tener un pariente en un país tan lejano y desconocido para ella, como lo era Guatemala, y poder contar con su ayuda para salir de Europa en una época tan crítica.

Regina (1938), en Polonia, justo antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.Regina (1938), en Polonia, justo antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Archivo privado.

Regina ya en Guatemala en 1948, gracias a la ayuda de su tio León Tenenbaum, retratado en la foto con ella.Regina ya en Guatemala en 1948, gracias a la ayuda de su tio León Tenenbaum, retratado en la foto con ella.
Archivo Privado.


Peter Engelberg y Regina Sztelcner, ambos sobrevivientes de la Shoá, contrajeron matrimonio en Guatemala.Peter Engelberg y Regina Sztelcner, ambos sobrevivientes de la Shoá, contrajeron matrimonio en Guatemala.
Archivo privado.



Elías Feinzilberg

“El hecho de que las lágrimas se han acabado no quiere decir que la tristeza se haya marchado. El hecho de que las palabras no puedan describir los horrores vividos no minimiza el dolor sentido. El hecho de que las pesadillas hayan cesado no significa que el monstruo se haya extinguido. El hecho de que yo siga vivo hoy no implica que una parte de mí no haya muerto ayer… El espíritu infernal de destrucción dentro del tatuaje de Auschwitz es imborrable”.

Elías Feinzilberg nació en Lodz, Polonia en el año de 1917. Elías sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, pasando por nueve campos de concentración y exterminio incluyendo Auschwitz y Dachau. El resto de su familia, sus padres y seis hermanos, fueron todos asesinados por los nazis. Elías relata de su llegada a Auschwitz:

“El Dr. Mengele nos esperaba en las vías del tren. Nos marchaban izquierda-derecha, mientras la SS nos golpeaba. Aun no sabíamos dónde estábamos. Nos dieron pijamas y zapatos. En Birkenau recibimos un plato de sopa por cada tres personas. El primero comía un poco, luego el segundo, y luego el tercero. Yo me dije, acá es donde termina”.[1]

A las preguntas “¿Cómo logró Usted sobrevivir, algunas vez perdió la fe?”, su respuesta: "Pregúntele a Di-s, Él fue quien me ayudó. Nunca perdí la fé, pensé siempre: “mañana…talvez”". Al momento de la liberación, Elías se encontraba dentro de un tren custodiado por la SS, cuando un grupo de prisoneros fueron liberados por el ejército americano... "La Cruz Roja vino con paquetes, nos dieron pequeños paquetes y nos dijeron en voz baja “eres libre” “eres libre”. Fue un milgaro. Sin los americanos, yo no estaría aquí".[2] Los soldados americanos que lo liberaron, llevaron a Elías a un campo de refugiados de Naciones Unidas, donde Elías conoció a Esther, también sobreviviente de la Shoá, con quien contraería matrimonio. En ese campo, también conoció al General Eisenhower, quien se convertiría en Presidente de los Estados Unidos de América. “Eisenhower nos dijo que íbamos estar bien siendo libres y que tendríamos una nueva vida. Era un hombre bueno y muy inteligente. El fue a Buchenwald y dijo - tomen fotografías porque las personas jamás van a creer esto-”.[3]

En un inicio, por azares del destino y por tener un tío en Guatemala, Elías y su esposa emigraron a este país, a bordo de un barco de carga. En Guatemala pusieron una zapatería, como él mismo lo recuerda con precisión, “…en la 5a avenida, frente al Parque Concordia”. Después de más de veinte años de vivir en Guatemala, emigraron a Israel. Muchas personas han tratado de convencer a Elías que visite Polonia para dar allí su testimonio.

“¿Ir a Auschwitz? Eso no es para mí. Quizás mis zapatos aún estén allí. Yo no regresaré. Sufrí demasiado en ese lugar”[4].

A sus noventa y nueve años, Elías tiene tres hijos, siete nietos, y dieciséis bisnietos. Vive en Jerusalén, constantemente da charlas sobre sus experiencias durante la guerra, y es una inspiración para quienes tienen la suerte de conocerlo.

Reflexiona sobre las palabras del señor Elías: “El hecho de que yo siga vivo hoy no implica que una parte de mí no haya muerto ayer… El espíritu infernal de destrucción dentro del tatuaje de Auschwitz es imborrable”.

Observa esta foto del señor Elías con su nieta. Esta foto fue la ganadora del premio Alfred Fried Fotografía de la Paz (2016). ¿Qué emociones transmite esta fotografía? ¿Qué elementos crees que se tomaron en cuenta para hacer a ésta fotografía acreedora de un premio de la Paz?

Elías Feinzilberg, al centro, único sobreviviente de su familia. Esta es la única foto que se tiene de la familia completa, por haber sido enviada por correo al tío de Elías en Guatemala, antes de estallar la Segunda Guerra Mundial.Elías Feinzilberg, al centro, único sobreviviente de su familia. Esta es la única foto que se tiene de la familia completa, por haber sido enviada por correo al tío de Elías en Guatemala, antes de estallar la Segunda Guerra Mundial.
Archivo privado.

Elías y su esposa Esther, también sobreviviente de la Shoá, se radicaron en Guatemala por más de veinte años, previo a  emigrar a Israel.Elías y su esposa Esther, también sobreviviente de la Shoá, se radicaron en Guatemala por más de veinte años, previo a emigrar a Israel.
Archivo Privado.


Inscripción en el Ejército de Guatemala, de Elías Feinzilberg.Inscripción en el Ejército de Guatemala, de Elías Feinzilberg.
Archivo Privado.

                                                                              

Elías con su nieta. Fotografía por Helena Schaetzle, ganadora del premio Alfred Fried Fotografía de la Paz (2016).Elías con su nieta. Fotografía por Helena Schaetzle, ganadora del premio Alfred Fried Fotografía de la Paz (2016).
Archivo privado.

Elías compartiendo su testimonio con un grupo de soldadas del Ejército de Israel.Elías compartiendo su testimonio con un grupo de soldadas del Ejército de Israel.
Archivo privado.

Elías comparte su testimonio en frecuentes charlas.Elías comparte su testimonio en frecuentes charlas.
Archivo privado.



Sara Gerecht de Silber

Nació en Lodz, Polonia, el 2 de febrero de 1937, con el nombre de Sabina. Sus padres Manya Weintraub de Gerecht y Peretz Gerecht, tuvieron tres hijos: Shimon, Sara y Gershon. La familia fue llevada al gueto de Lodz, pero luego de un tiempo, logran salir a Varsovia para reunirse con parte de la familia materna, pensando que las condiciones de vida podrían ser mejores allí.

Sin embargo, cuando llegaron, vieron muchas más atrocidades. Recuerda con mucha lucidez incidentes que ocurrían diariamente.

“Nunca olvidaré a un rabino a quien los nazis le cortaron la barba, le rasuraron en forma burlona solo una parte de la cabeza, y lo humillaron obligándole a ver por debajo de la vestimenta, la desnudez de mujeres jóvenes. Los nazis reían mientras tomaban fotos.“

La familia logra escapar del gueto de Varsovia, sobornando a un guardia nazi. Sara aún recuerda a su abuela Esther, corriendo detrás del carruaje y llorando. Continuaron hacia Piotrków, donde fue escondida en la casa de unos conocidos de la familia, pero luego de un corto tiempo fue devuelta a sus padres por sospechas de los vecinos. En Piotrków constantemente había redadas, en las que los nazis debían llenar cuotas de judíos que arrestaban. Dependiendo de la cuota que debían llenar, a veces buscaban niños, mujeres u hombres.

Había que aprender a esconderse bien y a estar en absoluto silencio. Fueron varias veces en las que estuvo a punto de ser descubierta. "Recuerdo en una ocasión haber sido escondida en un pequeño armario con una cortina en frente, mientras los nazis registraban la casa. Debí quedarme quieta. Mientras los nazis destrozaban la casa, los oí gritar: “fafluchte juden, alles vas di haf” (-judíos sucios, miren todo lo que tienen-)"

"Estaba aterrorizada y no hice ningún ruido. No fuimos descubiertos, pero se robaron las copas y cubiertos de plata que habíamos traído desde Lodz. Mientras estábamos escondidos, gatos callejeros entraron por la puerta abierta y estropearon la comida que ya estaba en la mesa. Yo tenía tanta hambre. Desde entonces, no me gustan mucho los gatos."

Sara pasó por varios campos, entre ellos el campo de trabajo de Pionki donde su familia trabajó en una planta de municiones, luego en el campo de mujeres de Ravensbruck, y por último en el campo de Bergen Belsen. En una oportunidad iba a bordo de un tren hacia Auschwitz, pero al llegar había tantos otros transportes arribando en ese momento, que para su suerte, fueron desviados. Sara recuerda que su madre siempre tenía un ángel cuidándola:

"En uno de los trayectos en tren, mi madre encontró un pequeño espacio donde sentarse, abrazada con mi hermano, quien apenas era un bebé de meses. Una mujer empezó a quejarse que no era justo que mi madre estuviera sentada, mientras que todos los demás debíamos estar parados por falta de espacio. Mi mamá le dio su lugar. Pasamos por un área donde fuimos interceptados por fuego cruzado entre nazis y partisanos. A la señora a la que le había cedido su espacio mi mamá, la alcanzó una bala y murió".

También recuerda como cada cierto tiempo, los trenes eran detenidos para sacar a los muertos del tren, sus cuerpos eran registrados para despojarlos de objetos de valor e incluso los dientes cubiertos con oro les eran sacados, previo a deshacerse de los cadáveres.

Bergen Belsen fue el último de los campos en los que estuvo y quizá el más traumático de todos. Con mucho dolor, recuerda el día de la liberación de Bergen Belsen:

"Ese día, mi hermano Gershon de seis años, estaba afuera de las barracas cuando los ingleses liberaron el campo. Los soldados, al ver a los prisioneros tan desnutridos, compartieron su comida. A mi hermano le regalaron un tubo de leche condensada, el cual comió en forma ávida. Su cuerpo no logró asimilar ese alimento, después de tanto tiempo de desnutrición severa. Falleció el día de la liberación. Mi mamá me pidió que buscara su cuerpo, quería al menos poder enterrar a su hijo. Salí a buscarlo, pero eran tan grandes las montañas de cuerpos amontonados, cubiertos con cal y arrastrados en masa por una excavadora, que no lo pude encontrar. A mi hermanito menor, no lo pude encontrar".

Sara fue llevada con su hermano y su mamá al hospital en la ciudad de Bergen, donde fueron atendidos de urgencia por tifoidea y disentería.

Posteriormente fue llevada a Suecia, gracias a la labor humanitaria del Conde Folka Bernadotte, diplomático sueco y jefe de la Cruz Roja de dicho país, quien salvó miles de vidas de judíos durante los últimos meses antes de terminar la guerra. Estando en Suecia, su padre, quien había sido separado del resto de la familia y llevado a otros campos de trabajo y de concentración (incluido el campo de concentración de Sachsenhausen en Alemania), logró encontrarlos y reunirse con ellos gracias a un listado divulgado por la Cruz Roja.

Luego de dos años en Suecia, la familia embarcó junta hacia la tierra de Israel, donde vivieron por más de 30 años.

“Entrar a Palestina no fue fácil pero lo logramos. Los británicos, quienes tenían un mandato en esa región, negaban el ingreso a los refugiados judíos. Mi padre hizo arreglos e inventó que nosotros éramos originarios de Palestina, y que estando en Europa de visita nos había sorprendido la guerra...por lo que debían dejarnos entrar de regreso a nuestro hogar”.

En Israel, Sabina cambia su nombre a Sara. Acá conoce a Tzvika Silber, también sobreviviente de la Shoá, quien había sido enviado con su familia a Siberia durante la guerra. Con Tzvika se casan y forman una familia de tres hijos y siete nietos. Sara comparte su tiempo viviendo con su familia radicada tanto en Houston como en Guatemala.

Sara era apenas una niña durante la Segunda Guerra Mundial, pero a pesar del paso del tiempo, hay imágenes dolorosas que jamás podrá olvidar. “¿Dónde estaba Dios?”, pregunta Sara, sin respuesta.

Los tres hermanos Gerecht en Polonia, pocos meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. 
Sara y su hermano Shimon, sobreviven la guerra. Gershon, en el centro, fallece el día de la liberación del campo Bergen Belsen. 
Un tío de Sara, Jezik Weintraub, se enlista al ejército polaco y lleva esta foto consigo en todo momento. 
Jezik es herido durante la guerra y se escapa, logrando llegar a Rumania, donde lo cuida una familia de la localidad, él nunca revela su identidad judía. 
Años más tarde, al terminar la guerra, descubre que su hermana y su familia están vivos, hace contacto con ellos  y les envía una foto. Así se logra recuperar este recuerdo.Los tres hermanos Gerecht en Polonia, pocos meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Sara y su hermano Shimon, sobreviven la guerra. Gershon, en el centro, fallece el día de la liberación del campo Bergen Belsen.
Un tío de Sara, Jezik Weintraub, se enlista al ejército polaco y lleva esta foto consigo en todo momento.
Jezik es herido durante la guerra y se escapa, logrando llegar a Rumania, donde lo cuida una familia de la localidad, él nunca revela su identidad judía.
Años más tarde, al terminar la guerra, descubre que su hermana y su familia están vivos, hace contacto con ellos y les envía una foto. Así se logra recuperar este recuerdo.
Archivo privado.

Sara muestra la foto de su esposo Tzvika siendo apenas un niño (al centro) con sus padres  -Dina Trompeter de Silber y Chaim Silber-, nacidos en Polonia. Toda la familia fue enviada a Siberia durante la guerra. Sara y Tzvika se conocen  en Israel años más tarde, donde contraen matrimonio y forman una familia con sus tres hijos.Sara muestra la foto de su esposo Tzvika siendo apenas un niño (al centro) con sus padres -Dina Trompeter de Silber y Chaim Silber-, nacidos en Polonia. Toda la familia fue enviada a Siberia durante la guerra. Sara y Tzvika se conocen en Israel años más tarde, donde contraen matrimonio y forman una familia con sus tres hijos.
Archivo Privado.


Tres generaciones. Sara con su hija y nieta en Guatemala.Tres generaciones. Sara con su hija y nieta en Guatemala.
Archivo privado.


Reflexiona ¿Cómo un gesto de compasión de los soldados de las fuerzas aliadas, al compartir su comida con los prisioneros de los campos, podía ocasionar la muerte, como le sucedió al hermano menor de la señora Sara de Silber?


Stefan Lantos y Renée Gancel de Lantos

En Lučenec, Checoslovaquia nacen Stefan Lantos Kredens y Renée Gancel, ciudad donde crecen y se conocen. Luego que Checoslovaquia es ocupada por la Alemania nazi, Stefan y el hermano de Renée, se unen a las fuerzas de la resistencia. Renée es enviada al campo de exterminio en Auschwitz, junto a su hermana Laura (Lola). Posteriormente, ambas hermanas son enviadas al campo de exterminio de Treblinka, donde sobreviven y son liberadas por las fuerzas aliadas. Las hermanas Gancel regresan caminando desde Treblinka a Checoslovaquia. Stefan y Renée logran establecer contacto después de la guerra y averiguan que ambos habían sobrevivido. Se reúnen nuevamente y contraen matrimonio.

En Praga conocen por casualidad al señor Jorge Neumann, quien ayudó a muchos judíos a rehacer sus vidas después de la guerra. Don Jorge los convence que deben emigrar a Guatemala, donde él ya se encontraba radicado, ofreciéndoles su apoyo para lograrlo.

Stefan y Renée abandonan sus planes de emigrar a Australia, y se deciden por venir a vivir a Guatemala. Camino a Guatemala, viajan primero a Londres y luego a Nueva York. En Ellis Island, punto de ingreso a Estados Unidos de América, las autoridades migratorias no los dejan desembarcar, y se quedan varios días a bordo del barco que los transportaba. Finalmente y siempre con la ayuda de don Jorge Neumann, logran arreglar su situación y viajan a Guatemala.

En Guatemala, Stefan abre un taller de mecánica, y juntos con Renée sacan adelante el negocio. Acá formaron una familia con sus dos hijas. Desde que llegaron, se enamoraron de Guatemala y nunca quisieron regresar a vivir a Checoslovaquia, haciendo de este país, su hogar permanente.

Stefan Lantos (centro) con las hermanas Renée Gancel (izquierda) y Laura Gancel (derecha), reunidos en Checoslovaquia después de terminada la Segunda Guerra Mundial.
Archivo privado.

Los esposos, Stefan y Renée Lantos, ya radicados en Guatemala. (1953).Los esposos, Stefan y Renée Lantos, ya radicados en Guatemala. (1953).
Archivo Privado.


Los esposos Stefan y Renée Lantos, años más tarde, en Guatemala.Los esposos Stefan y Renée Lantos, años más tarde, en Guatemala.
Archivo privado.

Stefan y Renée hicieron de Guatemala su nuevo hogar, y nunca quisieron regresar a vivir a Checoslovaquia. En la foto, una hija de los esposos Lantos, luce un traje típico guatemalteco.Stefan y Renée hicieron de Guatemala su nuevo hogar, y nunca quisieron regresar a vivir a Checoslovaquia. En la foto, una hija de los esposos Lantos, luce un traje típico guatemalteco.
Archivo privado.


Reflexiona: ¿Cómo el destino unió a dos personas que nacieron en un mismo lugar, y que lograron reunirse después de haber ambos sobrevivido los estragos de la guerra?


Bina Neger

"Soy sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial. Nací en 1939 en Borislav (anteriormente Polonia, Ucrania actualmente). Durante la guerra, siendo una niña, tuve que esconderme en una cabaña, donde mi padre cavó un escondite bajo tierra. Posteriormente también tuve que separarme de mi familia, quedando al cuidado de mi nana ucraniana -Fesia- a los cuatro años de edad, fingiendo ser su hija. Pasé escondida también por una temporada en un convento, donde para salvarme me hicieron pasar como una niña católica, y me cambiaron el nombre a “María”. Me sacaron del convento por mencionar que quería ponerme una venda en el brazo con una estrella de David como mi padre. Comentarios inocentes como éste, de una niña pequeña como yo, no eran permitidos porque ponían en riesgo de muerte a todos los que estaban en el convento. Mi papá fue vilmente asesinado durante la guerra, cuando regresaba de buscar un lugar más seguro donde poder escondernos a toda la familia. Un grupo de hombres, entre los cuales se encontraba un polaco que lo reconoció, lo asesinaron en el bosque. Mi nana Fesia, que estaba con él cuando sucedió esta tragedia, lo enterró en el bosque. Al finalizar la guerra, ella recordaba exactamente donde lo había enterrado, lo encontramos y le dimos digna sepultura en el cementerio judío de Sambor. Al terminar la guerra, una organización judía llamada IJUD nos ayudó a mi hermana y a mí a emigrar a Italia, donde vivimos por dos años, hasta emigrar a Israel en 1948. Años más tarde mi mamá finalmente logró también salir de Polonia, y se reunió con nosotras en Israel. De una familia muy numerosa, solo sobrevivimos mi mamá (Henia), mi hermana (Esther), y yo. Mi hermana emigró con su esposo a Estados Unidos de América. Nos quisimos reunir con ella, pasando primero por Guatemala, con la ayuda de parientes que ya estaban establecidos acá. Sin embargo, ya no fuimos a Estados Unidos de América, porque nos enamoramos de éste bello país. Acá me casé y logre rehacer mi vida en Guatemala. Lo que era un lugar de paso, terminó siendo mi hogar permanente ya por sesenta años. Si yo formé con mi esposo una familia de veintitrés personas, con hijos, nietos y bisnietos, no puedo evitar pensar: ¿cuántas generaciones más tendríamos de los seis millones de judíos que fueron privados de sus vidas?"

Reflexión: La señora Bina menciona que fue escondida en un convento, donde le cambiaron su nombre a “María”. Reflexiona sobre las dificultades de tener que ocultar una pequeña niña su identidad y su religión, para así poder salvar su vida; así como los riesgos que también enfrentaban aquellas personas que escondían a judíos.

Familia Neger, en Lwów, (anteriormente Polonia, actualmente Ukrania), 1939. Bina al centro, en su carruaje.
Archivo privado.

Joyería de la familia Neger, previo a ser confiscada por el régimen nazi.
Archivo privado.

David Neger, padre de Bina, asesinado durante la guerra.
Archivo privado.

Bina y su madre Henia, en la tumba de su padre, David Neger, 
en el cementerio judío de Sambor, (anteriormente Polonia, actualmente Ukrania).
Archivo privado.

Fosa común en Sambor, (anteriormente Polonia. actualmente Ukrania). La familia de Bina fue enviada al gueto de Sambor mientras Bina se encontraba escondida.
Archivo privado.

Fesia-nana Ukraniana-, quien salvó la vida de Bina y ayudó tanto a la familia Neger. 
Archivo privado.

Bina junto a su madre Henia y hermana Esther, únicas sobrevivientes de la numerosa familia Neger. 
Archivo privado.

Bina y Esther en Italia (1946), al ser rescatadas por asociaciones judías que ayudaban a niños y huérfanos a salir de Polonia, con destino final a la tierra de Israel. 
Archivo privado.

Bina (primera a la derecha, en la 1ª fila) en el internado Alonei Itzhak, en Israel, 1951, junto a otros huérfanos y niños rescatados. 
Archivo privado.

Bina, con su descendencia. 
Archivo privado.

Bina actualmente comparte su testimonio, en foros y escuelas. 
Archivo privado.













Marcel Ruff

¿Cómo explicar que en 1942, un joven de 19 años, nacido en México, se haya enlistado de voluntario en las Fuerzas Francesas Libres?

"Vengo de padre y madre alsacianos, región en el oriente de Francia, a orillas del río Rhin, frontera con Alemania. En mi hogar en México, siempre existió un fuerte sentimiento nacionalista francés. En aquellos años existía en México una gran comunidad francesa con importantes almacenes e industrias, y una gran vida cultural y social. Al caer París en 1940 bajo el régimen nazi, el general francés Charles De Gaulle se niega a aceptar la rendición de Francia, lanzando por la cadena BBC de Londres su famoso llamado a unirse a la resistencia: “A TODOS LOS FRANCESES DEL MUNDO: FRANCIA HA PERDIDO UNA BATALLA, ¡PERO FRANCIA NO HA PERDIDO LA GUERRA!”.
Junto con un grupo de oficiales que lo habían acompañado, formó las Fuerzas Francesas Libres. El General De Gaulle llegó a reunir a 200,000 voluntarios de todo el mundo para pelear contra el régimen nazi. La cifra de judíos que se enlistaron con De Gaulle fue muy alta: aproximadamente un 15% de total de voluntarios eran judíos, no obstante constituir solo un muy pequeño porcentaje de la población mundial. Yo fui uno de esos voluntarios judíos.

Luego de un fuerte entrenamiento en Inglaterra, salimos graduados de Saint Cyr, promoción Cadets de la France Libre, a fines de 1943. A principios de 1944 fui enviado a Argelia, África del Norte, y asignado a la 1a. División Blindada. Tuve ocasión de conocer a varios oficiales de la Francia Libre, incluso al propio General Charles De Gaulle, a quien para verle la cara, tuve que levantar bastante la cabeza por ser un hombre de casi 2 metros de altura.

El 6 junio de 1944, conocido como “Día D”, se realiza el desembarque aliado en Normandía, para empezar la liberación de territorios de Europa ocupados por la Alemania nazi. Nuestra división se prepara para un segundo frente en Francia, y somos asignados para desembarcar con el ejército americano. Pisé tierra francesa el 15 de agosto de 1944, a las 4.35 de la madrugada en St. Tropez. Por desgracia, ¡no estaba la actriz Brigitte Bardot para recibirnos!

Cientos de barcos, y yo, como oficial de enlace y por mi facilidad con los idiomas inglés y francés, pasé 3 días y noches sin parar un momento, encargado del desembarque de soldados, camiones, tanques y todo tipo de materiales. Una vez establecidos en tierra, liberamos Grenoble, los puertos de Toulon y Marseille. A principios de 1945, a nuestra división le correspondió liberar la región de Alsacia, justamente el lugar de origen de mis padres y abuelos. En algunos lugares encontramos más resistencia alemana para la liberación, en otros, llegaron las tropas y policías alemanas a rendirse voluntariamente ante nosotros. Durante una misión en el sector americano, fui herido por las esquirlas de metal de una bomba al estallar, siendo atendido en un hospital de campaña en el área. A finales de abril de 1945, nuestras tropas aliadas hacen contacto en Berlín con el ejército ruso. El 6 de mayo Alemania se rinde, finalizando la lucha contra el nazismo.

Luego de haber servido más de 3 años en las Fuerzas Francesas Libres, regreso a México, donde conozco a Eva Turnovsky, quien se encontraba en ese país de paseo. En 1955 contraemos matrimonio y nos radicamos en Guatemala, donde ya vivían los padres de mi esposa, quienes habían salido de Checoslovaquia, al ser gran parte de su familia enviada a campos de exterminio. Establecemos acá una familia con nuestros dos hijos, y hacemos de Guatemala nuestro hogar permanente.

Formar parte de la resistencia francesa, ha sido una experiencia única y extraordinaria de mi vida, y considero tener mucha suerte de estar aquí, ya que cerca de la mitad de mis compañeros de promoción de la escuela de oficiales, así como de las fuerzas de liberación en acción, murieron en el campo de batalla.

Increíble que han pasado más de 75 años desde el inicio de mi aventura militar. Fueron años inolvidables. Como francés y como judío, siento una satisfacción personal de haber cumplido con lo que consideré mi deber."

Marcel Ruff, a los 19 años, se enlista en las Fuerzas Francesas Libres (1942). 
Archivo privado.

Marcel, 3o de derecha a izquierda, bromeando en la Escuela de Cadetes para Oficiales Saint Cyr, Inglaterra (1942). 
Archivo privado.

Promoción de Cadets de la France Libre, Saint Cyr, Inglaterra, 1943. 
Marcel, 4o. de derecha a izquierda, en la segunda fila. Aproximadamente la mitad de la promoción, falleció en combate. 
Archivo privado.

Marcel, 1o de izquierda a derecha, con oficiales del ejército americano, Francia (1944). 
Archivo privado.

Marcel, 1o. de derecha a izquierda, en operaciones de liberación en Francia (1944). 
Archivo privado.

Documento de identificación de Marcel, emitido por las Fuerzas de Francia Libre. 
Archivo privado.

Moneda emitida por el ejército aliado, en los diferentes países donde realizaba sus operaciones de liberación.  
Archivo privado.

Cobertura en los medios, reportando sobre los voluntarios que se unían a las Fuerzas Francesas Libres. Marcel en el recuadro.   
Archivo privado.

Correspondencia censurada por las autoridades de los distintos países. En algunos casos, las cartas llegaban, pero con la información táctica recortada.   
Archivo privado.

Cobertura de prensa en México, al regresar Marcel, luego del triunfo de las Fuerzas Francesas Libres, luego de 3 años de servicio (Agosto, 1945).
Archivo privado.

Marcel regresa a México, luego del triunfo de las Fuerzas Frances Libres, luego de 3 años de servicio (Agosto, 1945).
Archivo privado.

Memorabilia de objetos de Marcel.
Archivo privado.

Marcel muestra el uniforme con el que orgullosamente cumplió su deber, como judío y como francés.
Archivo privado.











Reflexiona sobre la importante coyuntura que el señor Marcel haya formado parte de la liberación del régimen nazi en Alsacia en Francia, lugar de origen justamente de sus padres y abuelos.


Jorge Rybar

Jorge Rybar nació con el nombre Jorge Fischmann en Obeckov, Checoslovaquia en 1914. Su familia había vivido en Nová Ves (actualmente Eslovaquia) por varios siglos y allí tenían una finca.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, Jorge estudiaba leyes en Praga, quería ser juez. Cuando empezó la guerra cerraron la universidad y regresó a la finca donde estuvieron los primeros tres años de la guerra. Cuando los nazis llegaron al área, ellos huyeron a las montañas y se escondieron en cuevas. Jorge era el que bajaba a la finca con un caballo y una carreta a traer comida. En una de esas ocasiones, el cura del pueblo le informó que los nazis le querían hablar. Jorge le pidió al cura que actuara de intérprete para que él no tuviera que hablar alemán, pues los alemanes podrían descubrir que era judío y lo matarían. El nazi le dijo que se llevarían toda la comida y Jorge dijo que estaba bien, pero que por favor le dejaran su caballo. El nazi lo amenazó que en vez del caballo, ¡se lo llevarían a él! Ante eso, respondió Jorge que se podían llevar el caballo. Años después viendo el juicio de Nuremberg, Jorge reconoció a ese nazi: era nada menos que Adolf Eichmann, el Coronel Teniente de la SS Nazi, uno de los mayores responsables de implementación de “Solución Final” para exterminar a todos los judíos.

Después de la guerra, Jorge decidió terminar su último año de estudios aunque sabía que no iba a poder ejercer su profesión. El siempre creía en terminar lo que empezaba y decía que lo más importante era lo que uno estudiaba, porque eso no se lo podía quitar nadie. En ese año, debido al resentimiento que existía contra los alemanes por lo sucedido durante la guerra, Jorge cambió su apellido “Fischmann” -que quiere decir pescador en alemán-, por “Rybar”, que también quiere decir pescador en checo.

Al terminar la guerra, su hermano Imrich Fischmann que se había ido a vivir a Guatemala en 1937, trajo a Jorge junto con su madre Helena, dos hermanos Eugenio y Nelly, y sus familias a Guatemala. En Guatemala, hay un instituto técnico vocacional, que lleva el nombre de su hermano Imrich.

Durante el viaje en barco, Jorge conoció a su futuro socio, Milos Bartl con quien empezó su fábrica de plásticos llamada “Guateplast”. Al ver sus productos tan bonitos, mucha gente le decía a Jorge que dijera que eran hechos en Estados Unidos de América, pero él estaba muy orgulloso de lo que podían hacer los guatemaltecos y siempre les puso que era “Hecho en Guatemala”.

Jorge se casó con Barbara Leichtag (también sobreviviente de la Shoá) y tuvieron 3 hijos.

Jorge siempre sintió mucho agradecimiento y cariño hacia Guatemala por haberle abierto las puertas en un momento tan crucial de su vida.

Reflexión: ¿A qué crees que se refería el señor Jorge al decir que lo más importante era lo que uno estudiaba, porque eso no se lo podía quitar nadie?

Después de la Guerra, Jorge (al centro) recibe su titulo universitario en leyes, en Checoslovaquia.Después de la Guerra, Jorge (al centro) recibe su titulo universitario en leyes, en Checoslovaquia.
Archivo privado.

Jorge Rybar y Barbara Leichtag, ambos sobrevivientes de la Shoá, contraen matrimonio y se radican en Guatemala después de la Segunda Guerra Mundial.Jorge Rybar y Barbara Leichtag, ambos sobrevivientes de la Shoá, contraen matrimonio y se radican en Guatemala después de la Segunda Guerra Mundial.
Archivo Privado.


Logo de la Fábrica “Guateplast”, una empresa orgullosamente guatemalteca, fundada poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial.Logo de la Fábrica “Guateplast”, una empresa orgullosamente guatemalteca, fundada poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial.
Archivo privado.



Bárbara Leichtag de Rybar

Bárbara Leichtag nació en Dombrad, Hungría. Su padre Efraim era el rabino del área. Bárbara creció en una familia muy religiosa. Tenía cuatro hermanos, Ana (Anci) la mayor, Pinchas, Moshe Leib y Mendel Valv. Su padre escribió dos libros religiosos muy importantes. El más importante se perdió en la guerra. El segundo se estudia hasta hoy en las yeshivot (instituciones para el estudio de la Torá, libro de la Ley Judía).

Casi al final de la guerra, en abril de 1944 llegaron los nazis a Dombrad y ayudados por la policía húngara reunieron a todos los judíos y se los llevaron al campo de exterminio de Auschwitz en trenes. Al llegar separaron a los hombres de las mujeres y niños. Luego formaron dos líneas de mujeres. Una de jóvenes y otra de madres con niños, con un soldado con un perro entre las dos líneas. Bárbara estaba con su mamá y hermanitos, y Anci en la otra línea. Bárbara le pidió permiso a su mamá para irse con Anci y cuando el soldado se dio vuelta corrió hacia su hermana. Esto le salvó la vida, pues pocos minutos después, la línea de su mamá fue llevada a las cámaras de gas, donde fue asesinada.

Cuando le preguntaban a Bárbara en qué pensaba durante esos terribles meses en Auschwitz, contestaba que ella pensaba muchísimo en comida. Tenía tanta hambre, porque cada día solo les daban un plato de sopa y un pequeño pedazo de pan. Ella era capaz de hacer cualquier cosa por comer, no le importaba poner su vida en peligro con tal de comer. En una ocasión fue un milagro que ella logró salir viva al robarse unas papas de la cocina de los oficiales nazis.

El padre de Bárbara sobrevivió la mayor parte de la guerra, pero falleció de hambre un mes antes de la liberación. Sus convicciones religiosas eran tan profundas, que a pesar del hambre, rehusó comer pan durante la festividad de Pesaj (la Pascua judía), ya que en esa festividad solo se puede comer “matzá” o pan ácimo sin levadura. Sólo Bárbara y Anci sobrevivieron la guerra.

Al terminar la guerra, las hermanas tuvieron la suerte de ser llevadas del lado de las tropas americanas. Bárbara fue llevada a Estados Unidos de América en el primer barco de niños huérfanos. Allí le asignaron un hogar hasta que vino su hermana Anci, que se había casado con un soldado médico en Suiza. Bárbara amaba los Estados Unidos de América. Aprendió el idioma rápido, terminó sus estudios y se puso a trabajar. Uno de sus primeros trabajos fue en una compañía que estaba en el Empire State Building. Ella siempre se admiraba de lo increíble que una joven de Dombrad, había terminado trabajando ¡en el edificio más alto de Nueva York!

Bárbara tenía un primo que trabajaba en plásticos y es a través de él que ella conoce a Jorge Rybar, un joven de Checoslovaquia (también sobreviviente de la Shoá) que tenía una fábrica de plásticos en Guatemala. Jorge se enamoró inmediatamente de ella y después de salir juntos 3 semanas se casaron y se fueron a vivir a Guatemala en 1954.

Bárbara y Jorge querían mucho a su nueva patria, Guatemala, porque les había dado la posibilidad de rehacer su vida.

Reflexiona sobre la fuerza de las convicciones religiosas del papá de la señora Bárbara, que aún con la situación extrema de hambre que había en Auschwitz, se rehusó a comer pan durante la festividad de la Pascua judía, ya que en esa fecha no se puede comer pan leudado.

Reflexiona: ¿Estar en un campo de concentración con un pariente, como fue el caso de las hermanas Bárbara y Anci, pudo aumentar las probabilidades de sobrevivir?

Publicación aparecida en el “New York World Telegram”, haciendo referencia al primer grupo de personas desplazadas que llegaba a Nueva York, bajo el sistema de cuotas de refugiados. En la izquierda, aparece Bárbara, junto a dos hermanas también sobrevivientes de la Shoá.Publicación aparecida en el “New York World Telegram”, haciendo referencia al primer grupo de personas desplazadas que llegaba a Nueva York, bajo el sistema de cuotas de refugiados. En la izquierda, aparece Bárbara, junto a dos hermanas también sobrevivientes de la Shoá.
Archivo privado.

Bárbara en Guatemala, rodeada de sus nietos guatemaltecos.Bárbara en Guatemala, rodeada de sus nietos guatemaltecos.
Archivo Privado.




Eva Solymosi

"Mi nombre es Eva Rosalia Solymosi Chaszar. Nací el 6 de abril de 1939 en Hungría. Yo era apenas una niña durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que mis recuerdos son vagos. Vivimos en una casa que tuvimos que desocupar, porque nos pintaron una estrella amarilla afuera, y si no nos íbamos, nos arrestarían por el solo hecho de ser judíos. También nos obligaban a usar estrellas de David amarillas cosidas en nuestras ropas. Un día, yo estaba jugando fuera de mi casa con un perro, el cual me arrancó sin querer la estrella. Un oficial alemán me golpeó, por dejar que el perro me quitara la estrella de David. En el otoño de 1944, la situación estaba muy peligrosa y mis padres arreglaron que los hijos nos fuéramos de Budapest en un tren de la Cruz Roja. Nunca volví a ver a mi madre. En un principio, los hermanos viajamos juntos, pero luego nos separaron para que nos escondiéramos con diferentes personas. Yo me quedé sola. Mis otros hermanos fueron escondidos en monasterios y con otras familias. Después de terminada la Segunda Guerra Mundial, luego de haber sido liberados por los rusos, mi padre me recogió en una casa de unos parientes lejanos en el pueblo de Tiszaroff, Hungría, cuando yo tenía 7 años."

Eva Solymosi vivió en Hungría hasta el año de 1956. Emigró a Argentina a través de un programa de Naciones Unidas. Se mudó a Chile, con su primer esposo, y tuvo dos hijos. En 1970, abandona Chile, debido a las épocas difíciles que se vivían bajo el régimen del Presidente Salvador Allende, y se radica en Guatemala. Sus hijos regresan a Chile por motivo de estudios, pero ambos fallecen trágicamente luego que en 1973 cae una bomba en la casa donde ellos vivían: el más joven unos días después del terrible suceso por graves quemaduras, y el mayor unos años más tarde debido a complicaciones por un trasplante de piel debido a sus heridas profundas. Eva falleció en Octubre de 2016 en Hungría, mientras estaba de visita y cumplía su sueño de reencontrarse con familiares, después de varias décadas de no haber regresado a su país de origen.

Reflexiona sobre las migraciones forzadas de un país a otro, y como a veces la vida cierra un círculo, regresándonos al lugar de inicio, como en el caso de la señora Eva quien nació y murió en Hungría, pasando décadas sin regresar a su lugar de origen, y viviendo en distintos países antes de regresar a Hungría como su destino final en su recorrido de vida.

Documento con el que Eva salió de Hungría, en 1956, rumbo a Argentina.Documento con el que Eva salió de Hungría, en 1956, rumbo a Argentina.
Archivo privado.

Eva obtiene su ciudadanía guatemalteca en el año de 1978.Eva obtiene su ciudadanía guatemalteca en el año de 1978.
Archivo Privado.

Eva en Guatemala, donde vivió por más de treinta años, previo a fallecer en Hungría, su país de origen.Eva en Guatemala, donde vivió por más de treinta años, previo a fallecer en Hungría, su país de origen.
Archivo Privado.



León Tenenbaum

León Tenenbaum Lesner, a quien todos le llamábamos con cariño “Oitze” (que significa “tesoro” en Yidish, dialecto del alemán con elementos hebreos y eslavos que hablan muchos judíos europeos). nació en la ciudad de Lodz, Polonia en 1919. Tenía veinte años cuando fue capturado por los nazis y nunca más volvió a ver a sus padres ni a sus tres hermanos.

Muy poco quiso hablar sobre esos años oscuros y tristes de su vida. Usaba en señal de luto, y también para tener siempre presente a su familia, un anillo con una piedra negra que nunca se quitó de su dedo hasta el día de su muerte. Falleció a los noventa años de edad, en agosto de 2009, en la ciudad de Guatemala.

Le tatuaron su brazo con el número 69752, pero a sus pequeños y curiosos nietos les decía que era un número telefónico, cuando ellos preguntaban el porqué de ese número. Lo ponía muy angustiado hablar sobre lo que vio y vivió durante esos años de cautiverio, hambre, muerte y sufrimiento. Ni siquiera toleraba ver películas o documentales de la Segunda Guerra Mundial. Decía que nada podía igualar la realidad de lo que ocurrió ahí.

Con tan sólo un papel en la mano que tenía escrito el nombre de su tío: "León Tenenbaum - Guatemala" se embarcó y se dirigió a este país desconocido para él. Fue gracias a su tío León, con quien tenían el mismo nombre, que llegó a Guatemala en 1946. Él siempre estuvo agradecido que este país lo recibió y le dio una segunda oportunidad de vida.

Radicado ya en Guatemala, trabajó primero como comerciante y años más tarde abrió una fábrica de ropa. Se casó en 1948 con su adorada Mati (Matilde Bassini), quien lo amó mucho y siempre lo consintió. El fruto de su feliz matrimonio de sesenta años de casados, fueron sus cuatro hijos, doce nietos y cinco bisnietos.

Reflexión. Al ingresar a Auschwitz, a muchos prisioneros les tatuaron un número en su brazo, como le sucedió al señor León. Reflexiona cómo esta medida deshumanizaba a las personas. ¿Qué otras acciones tomaron los nazis para deshumanizar a los prisioneros?

Observa ésta foto del señor León con su nieto. Fíjate en los detalles. La camisa es de manga corta y muestra el número del señor León tatuado en su brazo por los nazis. Su nieto lo abraza con mucho cariño.
El señor León porta el anillo de piedra negra al que hace referencia el testimonio. ¿Qué emociones te transmite esta imagen?

León Tenenbaum, con su nieto David, en Guatemala.León Tenenbaum, con su nieto David, en Guatemala.
Archivo Privado.

León Tenenbaum, después de la Segunda Guerra Mundial, previo a venir a Guatemala.León Tenenbaum, después de la Segunda Guerra Mundial, previo a venir a Guatemala.
Archivo Privado.

Matrimonio León Tenenbaum y Matilde Bassini, en Guatemala.Matrimonio León Tenenbaum y Matilde Bassini, en Guatemala.
Archivo Privado.

                                                                                                  

León Tenenbaum, primero a la izquierda. Todos los miembros de su familia, fueron asesinados por los nazis, salvo él.León Tenenbaum, primero a la izquierda. Todos los miembros de su familia, fueron asesinados por los nazis, salvo él.
Archivo privado.


Pulse acá para leer artículo del escritor Eduardo Halfon, nieto del señor León Tenenbaum.


Max Trachtenberg

Sobreviviente Max Trachtenberg, con su traje de gala de Comandante de los Bomberos de Guatemala, en compañía de su nieta Tali, nacida en Guatemala.Sobreviviente Max Trachtenberg, con su traje de gala de Comandante de los Bomberos de Guatemala, en compañía de su nieta Tali, nacida en Guatemala.
Archivo Privado.

"Mi papá, Max Trachtenberg, fue de los pocos que sobrevivió el campo de concentración de Mittelbau-Dora, a donde fue enviado junto con su padre y hermano, desde Buchenwald. De los varios campos de concentración y exterminio en los que él estuvo, Bergen-Belsen fue su último destino, siendo liberado el treinta de abril de 1945. Durante la Guerra, su hermano fue tatuado con el número 103023, mi padre con el número 103024, y mi abuelo con el número 103027. No eran personas, eran números. Su padre, Jacobo, fallece tan solo 7 días antes de la liberación. Con su hermano Edmundo logra re-encontrarse después de la Guerra, luego de haber sido separados; no así con su mamá, Julia, y hermano menor Salomón, quienes fueron asesinados en el campo de exterminio de Treblinka. Por los vejámenes sufridos, en su testimonio mi Papá menciona: “De los años vividos, muchos los he querido olvidar. Vivir con esas memorias, no se llama vivir. Noches de insomnio, de pesadillas y malos recuerdos me acompañan en todo momento." A sus nueve hijos y casi treinta nietos, mi Papá nunca nos enseñó a odiar. De igual manera saludaba a un presidente que a quien le limpiaba el carro: inclinándose ante la persona, le extendía la mano y le decía: "Mi muy querido amigo." Hizo mucha labor comunitaria y humanitaria, amaba a Guatemala tanto como a Israel."

Reflexión: El testimonio del señor Max menciona que durante la guerra, su hermano fue tatuado con el número 103023, él con el número 103024 y su padre con el número 103027. Reflexiona sobre la gravedad de toda una familia siendo deshumanizada, con estas medidas, en que las personas eran tratadas como seres inferiores, identificadas por número y no por nombre.


Ante la grave crisis humanitaria que se desató después de la Segunda Guerra Mundial, en la que el mundo se dividió en gran medida entre quienes expulsaron a los judíos y quienes no los dejaban entrar a sus países, Guatemala sí abrió sus puertas a sobrevivientes judíos. La “Asociación Comunidad Judía de Guatemala”, siempre estará agradecida con este país, por haber permitido la entrada a sobrevivientes de la Shoá, quienes se radicaron acá en paz, sin ser discriminados por su religión, e hicieron de Guatemala su nuevo hogar para ellos, sus hijos, nietos, bisnietos y descendencia por venir.


Actividades de resumen:

  • Actividad en el aula: El docente imprimirá las fotos de los sobrevivientes de la Shoá que llegaron a Guatemala. Cada alumno deberá escoger una foto, y luego presentar en clase la historia del sobreviviente y las reflexiones e impresiones que le ocasionó el testimonio del sobreviviente. Para más testimonios en Español de sobrevivientes que llegaron a otras partes del mundo, se puede ingresar a ésta página:
    http://www.yadvashem.org/yv/es/multimedia/testimonies.asp
  • Actividad en el aula: Luego de haber leído los testimonios de los sobrevivientes de la Shoá que lograron venir a Guatemala, los alumnos describirán cuál testimonio les impactó más y por qué. Es importante recalcar los retos que enfrentaron los sobrevivientes, llegando a países donde no hablaban el idioma, sin parientes, sin trabajo, sin recursos, y luego de haber sufrido severos traumas de la guerra.
  • Para investigar: El docente puede proveer al alumno el contacto de la Asociación Comunidad Judía de Guatemala (shoa@comunidadjudia.com), para que un sobreviviente o un familiar cuente al alumno más sobre la historia de esa persona. El alumno deberá escribir las preguntas y respuestas que se formularon.
  • Para investigar: Cada alumno deberá escoger el testimonio de alguno de los sobrevivientes que llegaron a Guatemala, e investigar en internet y en otras fuentes, el pueblo o ciudad donde nacieron, incluyendo en su reporte aspectos como los siguientes: a) Ubicación en un mapa, del lugar donde queda el pueblo o ciudad de origen del sobreviviente. b) Descripción de la vida judía en ese pueblo o ciudad, antes, durante y después de la Guerra. ¿De qué tamaño era la comunidad judía de ese lugar? ¿Quedan actualmente judíos en ese lugar? c) El país donde se ubica ese pueblo o ciudad, ¿aún existe, o cambió de nombre? d) Fotografías de interés que haya encontrado.
  • Para reflexionar: Algunos de los testimonios mencionan que algunas parejas de sobrevivientes decidieron prontamente casarse. Preguntar al alumno ¿por qué creen que personas que habían sufrido de historias parecidas, deciden unir sus vidas? Muchos sobrevivientes no esperaban mucho tiempo para casarse, ni para tener hijos. Después de tanto dolor y tanta destrucción, invite al alumnos a reflexionar sobre el deseo de los sobrevivientes de reconstruir sus vidas y procrear familias numerosas.

Bibliografía y Ampliación